El que mucho abarca poco aprieta. Y todos los médicos han hecho medicina, así que un mínimo de capacidad se les presupone. ¿Cómo elegir el médico para mi hijo?
No creo que unos especialistas seamos más listos que otros. Lo que pasa es que nos dedicamos a una cosa más concreta unos que otros. Si pones una tienda sólo de calcetines en un pueblo pequeño no vas a tener volumen de negocio para mantenerte, y tendrás que vender camisetas, calzoncillos, bufandas… pero si estás en una gran ciudad tendrás volumen de público para ser especialista en calcetines y podrás mantenerte vendiendo sólo calcetines.
Esta comparación tonta te habrá servido para darte cuenta de que un médico en poblaciones pequeñas debe de ser más generalista y en centros con más volumen puedes tener especialistas. Incluso si hay muuuucho volumen puedes tener subespecialistas. Pero dependiendo de qué tengas, te será mejor una valoración por un “generalista” o por un “especialista”. Pero aún hay más, un “generalista” no es tan “generalista”. Un pediatra de los que ves en el ambulatorio es “especialista en niños” y además es especialista en “el niño sano”.
El especialista muy enfocado a un campo concreto es buen consejero para un problema concreto. Pero se pierde si hay varios frentes con problemas. Un pediatra general, de los de atención primaria, valorará de manera global a tu hijo. Los niños sanos tienen sus cosas. Y quién está acostumbrado a esas peculiaridades del niño sano es el pediatra “general”.
No le preguntes al cardiólogo pediátrico sobre la cartilla de vacunación o sobre el catarro “normal” de tu hijo. Claro que algo sabrá, pero no es a lo que juega todos los días. El pediatra “general” sabrá, por ejemplo, que últimamente está habiendo mucha gastroenteritis en la comunidad o que hay un cambio en el calendario vacunal.
Pongamos un ejemplo: un niño con fiebre. El pediatra general valorará si la causa está en la garganta, en la tripa, en la cabeza, en la orina, o incluso si pudiera tener un origen oncológico. Pero el especialista neurólogo pensará más en el origen suyo que en el de tripas. Lo mismo el digestivo se centrará en sus focos habituales de fiebre y no en los “normales” de los “niños sanos”.
Tal vez resulte menos “práctico” de entrada, pero creo que merece la pena una visita al pediatra general y que él nos derive a un especialista si lo considera necesario.