Inés se enfadó, se tiró al suelo. Su papá tenía prisa y la cogió por las manos y tiró para levantarla, ella tiró por no levantarse. Sonó un “click” , luego un silencio de cara pálida y rompió en un “buaaaaaaa”.
Codo de niñera, pronación dolorosa, “nurse maid elbow”, prono doloroso o luxación de la cabeza radial (cuatro maneras de llamar a lo mismo), aunque los padres lo entendéis mejor como “se le ha salido el codo”. Eso es lo que le pasó a Inés. Y si uno es consciente del mecanismo que lo ha producido puede deducir que “Inés” debe de tener entre uno y tres años. Es en esta franja de edad porque necesitamos tener un niño con capacidad para mantenerse de pie, un padre que sujete de la mano y al mismo niño con ganas de dejarse caer sin perder la seguridad de la mano. Así que no me creeré que un niño de 6 meses tiene un codo de niñera (porque no camina) ni tampoco que un niño de 6 años lo tenga (porque no necesitan ya una mano para caminar).
Tras ver muchos golpes en los codos, tengo claro que un niño con dolor tras un golpe se pone como “con el brazo en cabestrillo” agarrándose el bracito dolorido con la otra mano, pegado a la barriga y con el codo doblado más o menos en 90º. Sin embargo, los niños que tienen este “codo de niñera” vienen en brazos de papá con el brazo estirado, caído por fuera del abrazo de su papá, como paralítico con la mano girada de tal modo que el dorso apunta adelante, el pulgar al muslo y la palma hacia atrás.
Lo que pasa es que el ligamento que sujeta una parte del codo llamada “cabeza del radio” es un poco flojeras en los niños pequeños. Ocurre en la posición de extensión del codo (papá es más alto y le lleva de la mano, así que el niño tiene el codo estirado para llegar a la mano de papá) y pronación (cuando al niño que llevas de la mano se le ocurre agacharse a por algo o se cae, su mano sigue sujeta de la de papá y se retuerce lo que a través de los huesos del antebrazo hace palanca al codo). Pues si en esa posición “at risk” de pronación y extensión le das un tirón o bien se da el tirón el niño solito, salta la cabeza del radio fuera del ligamento que la sujeta. La situación ocurre porque le llevas de la mano, pero el tirón se lo produce el niño al dejarse caer mientras le sujetas de la mano aguando su peso en caída. Y claro, eso duele y como se ha salido una parte de la bisagra del eje pues no flexiona.
Yo lo diagnostico por la actitud en la que vienen (con el brazo caído) y preguntando bien qué pasó. Me tienen que contar claramente que le han dado un tirón (sin querer o no, ahí no me meto). Si no había nadie con el niño quiere decir que nadie le ha dado un tirón del brazo, así que no creo que tenga esto de salírsele el codo. Si hay dudas, una radiografía del codo nos permite descartar una fractura. Vuelvo a insistir que si no están en la franja de edad propia de tener una pronación dolorosa, esa de caminar pero aún no apañarse bien (1- 3 años), lo pongo en duda y les pido una radiografía. Una fractura se trata con inmovilización (estaba mal escrito, ), pero una luxación con manipulación. Es muy triste ponerse a movilizar una fractura. Digo triste por no decir que es un desacierto o una… duele como para que no esté el primer médico y luego el segundo y luego su jefe moviendo el codito y resulte que era una fractura.
La maniobra para recolocar esta cabeza del radio la manejan muy bien los pediatras y los traumatólogos infantiles. Para acordarte de cómo se hace piensa en el nombre: pronación dolorosa; pues hay que “despronarlos para que no duela”. Es decir, en la posición en la que vienen de brazo caído y con la palma de la mano apuntando atrás, les giras la mano para que la palma apunte hacia delante (eso es “supinar” un antebrazo) y cuando llegas al final de esa supinación empiezas a flexionar el codo y… ¡click! (suena de verdad y los puedes notar si tienes un pulgar apoyado sobre la cara lateral del codo) se recoloca la cabeza del radio dentro del codo. No les hace gracia a los niños esta manipulación, pero no requiere de anestesia ni sedación. Les dejamos 5 minutos que se les pase el enfado, y veremos que vuelven a jugar con las dos manos. Antes les ofrecíamos unas llaves o algo para coger, ahora ya todos les dais el iphone… En esos años sin móvil, es curioso, pero les ofrecíamos las llaves del coche los papás…. Cosas del subconsciente, no sé, pero lo he visto tantas veces repetirse igual.
La maniobra de “despronar” la podéis aprender a hacer los padres. Hay niños que les pasa esto varias veces al año, los padres lo aprendéis la primera vez y lo hacéis muy bien.
Por cierto, el papá de Inés ya aprendió a dejarla caer con suavidad cuando se tropieza y la lleva de la mano (hay que estar rápido para esto) y a llevarla con la mano de ella apuntando con la palma para adelante (y la mano de papá es la que apunta “palma atrás”). Ya no se le ha vuelto a salir, contentos los dos.