Las tibias son los huesos de las piernas (muslo-femur y pierna-tibia y peroné), junto con los peronés. Pero los peronés son finillos comparado con las tibias y le damos más importancia a las tibias.
Habitualmente son rectas, rectas vistas de frente. Pero si las pudiéramos ver desde arriba y lonchearlas como un salchichón, no siempre estarán en el mismo plano todos los cortes. Imagina que la tibia fuera de plastilina. Manteniendo fijo un exteremo, gira hacia dentro el otro y tendrás torsión interna. Si lo giras hacia fuera, torsión externa. Pero insisto, sin crear curvas, porque visto de frente se seguirá viendo recto. La curva vista de frente es otra cosa (mira las entradas de genu varo y genu valgo).
La rodilla es una articulación muy constreñida, es decir, tiene poca libertad de movimiento. La podíamos comparar con llevar una bisagra (un eje de una puerta) que solo funciona en flexión y en extensión. La comparación no es exacta pero aceptémosla para simplificar y comprender qué les pasa a las tibias en torsión interna. Al tobillo le pasa lo mismo, pensemos que es otra bisagra y que solo funciona en ponerse de puntillas o subir el pie para ponerse de talones.
Si entendemos la pierna (solo la parte de pierna entre rodilla y tobillo) como una pieza sólida entre dos bisagras, la orientación de una bisagra respecto de la otra solo puede estar directamente relaccionada con el palo (la tibia) que separa ambas bisagras. Si torsiono ese palo, la bisagra de abajo se queda girada respecto al eje de la de arriba.
¿Y esto cómo se ve en la pierna de un niño? Lo mismo que lo explicado arriba sería hacer un escáner (TAC) y sacar “lonchitas” de la tibia. Con la ayuda de software se superponen las imágenes y se mide la rotación de las lonchas de arriba respecto a las de abajo. Muy chulo, y si ves las reconstrucciones 3D, más chulo… pero radiación innecesaria, sin duda.
La opción sensata es tumbar al niño boca abajo, flexionarle las rodillas a 90º y mirarle los pies desde arriba. Mentalmente haremos una línea por la mitad del muslo y otra por la mitad del pie. El ángulo entre esas dos líneas es la torsión tibial.
Seguro que habéis visto algún programa de esos de efectos visuales, ilusiones ópicas y de cómo engañar al ojo humano. Algo parecido pasa cuando miramos las piernas de un niño. Nosotros lo vemos todo en continuidad: muslo-rodilla-pierna-tobillo-pie. Y nuestra cabeza genera una línea que une todo. Así, si hay torsión tibial interna, el pie apunta hacia dentro. Pero el pie está a 90º respecto de la tibia, no lo olvides. Pie en el plano del suelo y tibia perpendicular al suelo. Si no separas mentalmente esto, tu cabeza sigue la silueta de la tibia con el pie visto de frente. Y como el pie está hacia dentro a causa de la torsión tibial interna, genera una falsa imagen de que la pierna está torcida, curvada vista de frente. Por eso la torsión tibial interna hace ver una tibia vara (torcida hacia dentro, como un paréntesis).
Entonces, en la torsión tibial interna, la bisagra del tobillo pone al pie apuntando hacia dentro, chocando con el otro pie. Eso dificulta la marcha y para compensar el niño tiene que separar más las piernas. Si no separa las piernas se pisaría un pie con el otro. El aspecto visual al separar más las piernas empeora. Pero insisto en que es más efecto visual que deformidad propiamente dicha.
¿Por qué tiene torsión tibial interna? Por que es la posición en la que viene empaquetado el bebé de fábrica. Como cuando compras algo, lo sacas de la caja y luego no hay manera de volver a meterlo todo en la caja. Por que la manera en la que viene “plegado” un bebé en la tripa de mamá está para que la copien los ingenieros. Si veis una foto de un bebé en la tripa, fijaos en los pies. Descruzar mentalmente las piernas del bebé y veréis que los pies quedan en rotación interna. Así, la torsión tibial interna estaba presente desde el nacimiento, pero como al nacer no caminan, no te habías percatado. Pero estaba ahí. Es, por tanto, parte del desarrollo normal de las tibias del bebé. Están programados para tener esa torsión tibial interna y para “desrrotar” según van creciendo y ganando longitud en sus piernas. Pero esta manera natural de desgirarse tarda unos años. Que nadie tenga prisa, los más lentos tardan hasta 15 años en lograr corregir esa rotación interna.
Los mecanismos para compensar la torsión tibial interna y no caerse al caminar son: separar las piernas, rotar a externo los muslos (las caderas), caminar de puntillas, circundear en vez de avanzar las piernas rectas,… y todos esos mecanismos compensatorios consumen energía. Así, si el niño está fatigado, se compensa peor. Por eso podemos ver que empeora la marcha al final del día.
¿Se opera la torsión tibial interna? Normalmente no, es mejor esperar ya que de manera natural se va corrigiendo espontáneamente. La cirugía no es más que cortar, desgirar, pegar. Pero claro, es cirugía. Me la planteo en pacientes en los que la torsión tibial interna está generando un problema real. Es decir, que se caigan por ello. Esto en niños normales no suele ocurrir, son niños en los que fallan los mecanismos compensatorios y esa torsión tibial interna es un problema real para caminar. O incluso en adolescentes que suponga una crítica diaria a su forma de caminar y genere un trastorno psicológico.