Hay un día de repente que te fijas que tu Luisito, a pesar de que manipula objetos y juega con la plasti perfectamente, nunca estira el dedo gordo.
Normalmente os dais cuenta en torno al año y medio o dos años de vida. Nunca sabemos cuánto tiempo lleva así pero en el fondo no me importa ya que tiene buena solución, aunque quirúrgica, que entiendo que no es buena noticia para nadie. Mira el lado bueno, tiene solución.
Tienen el pulgar flexionado y no hay manera de que lo estiren. Y si les fuerzas por estirarlo les duele. Además tienen una bolita en la base del pulgar por la palma de la mano. Así están la mayoría, pero unos pocos al forzar para estirar, tras un dolor suena “plop” y como si se vence el tope y permite extender pero se queda extendido y ahora no dobla… entonces se queda el pulgar un poco limitado ya que no puede ayudar a sujetar objetos bien.
En esa situación de pulgar en flexión y que no estira, el niño manipula objetos bien. Los niños se adaptan a cosas insospechadas (codos rígidos, antebrazos de un solo hueso, manos de 2 dedos, manos sin dedos…) pero es justo que si está de nuestra mano les demos “la normalidad” para funcionar.
En el vídeo os dibujo paso a paso lo que ocurre. Cada dedo tiene unos cables (como los hilos de una marioneta) que tiran en flexión o bien en extensión. Esos cables van unos conductos. Da la casualidad que el conducto por el que va el tendón flexor largo del pulgar (se llama así) es un poco estrecho a la altura donde el pulgar se junta con la mano (donde palpas el nódulo en la palma) y por allí no pasa bien el tendón flexor. El tratamiento consiste en abrir ese conducto que llamamos “polea A1”. Por el techo del conducto hacemos un corte para abrirlo y dejarle que cicatrice como “dado de sí”. Para eso nos interesa que en postoperatorio mueva el pulgar. Lo contrario a otras cirugías que buscamos dejar las cosas quietas para que cicatricen, aquí nos interesa que no le deje cicatrizar a esa polea A1 (también se llama a esta cirugía “destechamiento de polea A1).
No pasa nada por abrir o destechar esa polea A1. Supongo que el primero que lo hizo hace muchos años fue un valiente, pero ya sabemos que no pasa nada. En realidad es que quedan dos poleas más (dos conductos más) que sujetan bien al tendón flexor del pulgar.
¿Pero qué pasa si no se opera? Duda razonable, da miedo operar a un niño tan pequeño si no es una cosa “necesaria”. Normalmente no tengo oportunidad para ver a largo plazo qué pasa con esos pulgares ya que los padres acabáis volviendo a pedir que le arreglemos el pulgar al niño. Yo no os opero la primera vez que os veo en consulta. Prefiero intentar unos ejercicios de estiramiento del pulgar y esperar de 6m a 1 año. Uno o dos de cada 10 mejoran y si tu hijo está ahí te libras de la cirugía. Alguno no mejora, pero como no interfiere mucho en la vida diaria aguantan 5 años así. Entonces vuelven con 7 años porque quieren mover la mano como sus amigos, es normal, ¿no?
Tampoco es verdad que no interfiera mucho. El cerebro tiene que integrar la manipulación en su desarrollo y por eso nos gusta tener los dedos preparados para la manipulación fina en el primer año de vida. Además, si el dedo no se estira, el cuerpo suple la función en otro lado y suele ser forzando la articulación siguiente que es la de la base del pulgar. Hacen una hiperextensión de la articulación metacarpofalángica (la base del pulgar). Otra cosa que ocurre es que el desarrollo de una parte del hueso del pulgar (primera falange) se altera y se va creando una flexión estructurada de los cóndilos de esa primera falange. No es que sean alteraciones muy graves, pero no es “inocuo” para la mano el quedarse fija. Ahora bien, si el niño tiene riesgo anestésico por otra cosa (tiene algo en el corazón, …) no me verás muy animado a operarle.