Tres tipos de pies que veremos: los normales, los que no parecen normales pero lo son y los que necesitan del bisturí para ser pies normales.
Los pies normales al nacer son flexibles, se mueven hacia arriba (la tibia) y hacia abajo (como de puntillas). Además se mueven hacia adentro (como para aplaudir con los pies) y afuera. Pueden tener algo de arco (recordemos que el reción nacido está en descarga, no en bipedestación).
Hay pies que al nacer parecen patológicos pero si los dejamos evolucionar serán pies normales. EL truco es saberse la historia natural de lo que estamos viendo. Así, tenemos el zambo posicional, en la que el pie adopta una forma como de aplaudir con las plantas. Pero es flexible, se puede llevar a su posición normal y la clave es que no tiene deformidad en equino (de puntillas) rígida.
El pie aducto es aquel en el que la parte medial se mete hacia el interior. Si hicieramos una línea por la mitad del talón, hay más dedos para el interior que para el exterior. Son deformidades que si se presentan aisladas dejaremos evolucionar hasta la bipedestación, donde el tono de los peroneos irá llevando a neutro el pie. En ocasiones ayudamos con unos yesos seríados y muy raramente con cirugía
Los niños pequeños tienen poco espacio en el ancho del pie para todos los dedos y quedan en ocasiones «amontonados» y algún dedillo doblado hacia dentro y abajo, como metiéndose por debajo del dedo vecino. Suele ser una hipertonía del flexor largo de ese dedo, sumado a la estrechez del antepié. A los 3-5 años casi seguro que se normaliza. Muy raro operarlo en nuestro medio, sin embargo sí se hace en sitios donde la estética del pie es más considerada.
Pie plano flexible: cuando empiezan a bipedestar, no hay aún buen control motor del pie y en carga colapsa. Es como si lleváramos un coche con unos amortiguadores muy blandos. Hay amortiguadores, pero blandos. Si se ponen de puntillas veremos que sí existe el arco normal del pie. Éste tardará unos años en desarrollarse, hasta el segundo ciclo de primaria incluso.
Pie talo: deformidad postural por presión contra la pared uterina. No hay malformación ni alteración genética. Cuando se acaba el conflicto de espacio mejora espontáneamente. Al final de la primera semana de vida casi no se nota. Al año (cuando toca caminar) no te acuerdas de ello.
Sindactilia: dedos pegados. En la mano estorba para la precisión manual. En el pie… no. Salvo la estética de 1-2º dedo. Simplemente les observamos que los dedos en sindactilia crezcan parejos y no haya uno que tire del otro hacia una posición incómoda. Se podría operar, por cosmética.
Polidactilia: sobra un dedo (a veces más). Típico que la abuela lo tuviera… Se quita en quirófano para permitir un ancho «normal» y poder optar a calzado normal.
Pies hendidos: malformación de la parte central del pie de tal modo que falta el centro. Los lados se «esparraman» y les solemos operar para cerrar el pie y optar a calzado normal (les hacemos menos anchos)
Incurvación posteromedial de tibia: esto sí es una malformación, la tibia se dobla de verdad. Con el tiempo se va estirando sola, pero suele crecer menos que la pierna sana. Al final de adolescencia quedan 2-5 cm de diferencia por lo que la mayoría requieren alguna cirugía para igualar longitud de tibias.
Pie en mecedora: es un pie arriñonado, convexo. El astrágalo está «caído» como si fuera un pie plano exagerado. Se llama astrágalo vertical congénito y hay que andar con ojo si lo ves porque el 50% tendrán algo grave asociado.
Pie cavo: lo que no debes ver. Si ves un pie cavo como el de la foto en un niño de 1,5-2 años… busca una causa neurológica como una parálisis cerebral o una neuropatía como el Charcot-Marie-Tooth. Si lo descubres en niños más mayores, como de 8-9 años hay que buscar patología medular y también neuropatías. Si en los estudios no sale nada… lo vigilas, por si acaba saliendo.
La joya de la corona es el pie zambo. Es relativamente frecuente (1:1000) y si no se tratara causaría franca discapacidad. Pero un español se inventó un método para tratarlo: el método Ponseti. La imagen de pie zambo es fácil de guardar, con el pie retorcido hacia dentro y no flexible. La idea maravillosa fue corregirlo secuencialmente mediante yesos. De este modo, vamos estirando de 10º en 10º el pie y sujetándolo en la nueva posición estirada. Al final del tratamiento con yesos se hace una pequeña cirugía. Luego mantenemos posición con una ortesis (unas botitas conectadas con una barra).