O el niño no está colaborador o los compramos por internet ¿Cómo saber su talla y acertar a la primera?
Una cosa es decidir qué modelo es el adecuado para el niño. Una vez que pasen unos estándares de calidad, hay que acertar con la talla. La talla tiene un ancho y un largo, como en los pantalones.
Pero hacer un stock de zapatos de todas las tallas y cada talla en dos anchos debe de ser difícil desde el punto de vista mercantil. Así que en el comercio habitual los zapatos se ordenan por talla de longitud. Y el ancho queda un poco al azar.
Cada marca fabrica en base a una horma. Pero la moda complicó el asunto y hay muchas hormas (de casual, de deportivo, de sandalia, de bota…) en cada marca. Así, una misma marcha puede tener distintos anchos en distintos modelos. Dependemos de la horma que usen en la fabricación. Ese dato no lo tenemos disponible en nuestro día a día, salvo alguna marca que lo indica con M (la normal o “medium”) o con W (ancha o “wide”).
Se puede medir el ancho con una herramienta tipo calibrador, pero no será práctico llevarlo en el bolso. Nos tendremos que fiar de la proporción que elige el fabricante entre largo y ancho. A más largo, más ancho. En general la misma talla de zapato en versión niño y en versión niña tiene la diferencia en el ancho (menos ancho en el de niña).
Además del ancho, otra cosa es la terminación en los dedos. Hay punteras asimétricas con el 1º dedo más recto y luego bajando en parábola hacia el pequeño. Esas son buenas para pies con esa forma (como el pie egipcio y el cuadrado). El zapato tendrá la parte más larga en la zona interna. Los pies con el segundo dedo más largo (pie griego) se encuentran mejor en hormas simétricas en las que la parte más larga del zapato prácticamente en el centro de la puntera.
El largo es más fácil de medir. Hay disponibles online plantillas para imprimirse con huellas punteadas y relación de tallas. Casi todas las marchas ofrecen la suya. Nos debemos guiar por la medida en centímetros. Las marcas no se ponen de acuerdo a qué talla equivale un determinado número de centímetros. Así, una talla 31 equivale a 19,1 cm para unos y a 20 cm para otros. Eso son 0,9 cm de diferencia. Pensad que un cambio de talla en el pie de un niño representa 0,6 cm. Es decir que estamos jugando con talla y media de diferencia según las marcas para un pie de un niño de 5-6 años.
Para usar estas plantillas:
1.- localiza en la web una y la imprimes sin reducirla
2.- compruebas que la escala es correcta con una regla (y que tu impresora no la modificó)
3.- pones el cero en la pared
4.- apoyas el talón en la parte prominente que hay bajo el tendón de Aquiles en la pared. Pídele que esté de pie (en carga el pie cede algo el arco y eso hace que sea más largo que sin carga)
5.- mides hasta dónde llegan los dedos. Ojo, el dedo más largo ya que habrá niños que tienen el 1º mas largo y otros el 2º dedo. Mide en perpendicular al suelo.
6.- suma a lo que midas unos milímetros para que no sea un ajuste “press fit”. El zapato será unos mm más largo que la medida exacta del pie, para que no roce la puntera. Si cambian de talla cada 8m los niños y un cambio de talla son 6mm de zapato à cada mes será un poquito más de 1 mm lo que crecerá. Deja al menos 3mm más de lo que mida el pie del niño. Seguro que dejas más para que le dure unos meses más…Yo me iría a 5mm más al menos.
7.- ya tienes la medida en cm que necesitas. En las etiquetas de los zapatos las tallas se marcan en el número de talla europeo, pero también en cm. Cuando estés probando zapatos, mira el etiquetado para comprobar los centímetros. Eso de “esta marca da mucha talla” puede respaldarse con una medida en cm. Y así sabemos lo que compramos.
Una manera muy “DIY” es medir el zapato con una cinta métrica desde el interior como se ve en la foto.