Es que los amigos de mi hijo son todos más bajitos… o es que a mi hija es la primera que le ha salido pecho y anda acomplejada…
Cada tarde de consulta hay 2 o 3 niños que vienen con esta historia. Es molesto en casa tanto para el padre como para el niño. Veo de verdad que a veces causa conflicto en casa. Déjanos valorar al niño y ayudaros a ver si existe un problema “estructural” de una columna torcida o bien debemos más bien centrar nuestros esfuerzos en autoestima y seguridad en la nueva forma del cuerpo de nuestros hijos.
El doblarse hacia delante le llamamos cifosis. Si miramos la columna desde el lado, veremos que tiene unas curvas. Son normales, tenemos el tórax algo redondeado y la columna lumbar algo metida (todos somos un poco “culo pollo”). De este modo hablaremos de una cifosis torácica y de una “lordosis” lumbar. A los padres os preocupa la cifosis, es normal, es lo que se ve. A tu fisio le preocupará más la curva lumbar que tiene que ver en la forma que posicionas tu pelvis y afecta a la “postura global”.
La cifosis es cosa de los abuelos por acuñamiento de las vértebras, en niños habitualmente es una alteración postural, de dejarse caer hacia delante, pero cuidado, también existe alguna enfermedad que produce cifosis a los niños.
Los traumatólogos infantiles y nuestros compañeros de columna haremos unas maniobras sencillas para ver si la curva es flexible. Es decir, si el niño se estira y la curva desaparece será un problema postural, pero sin embargo, cuando se estira todo lo que puede y sigue habiendo algo de cifosis es que tendrá una cifosis “estructurada”.
Si no hay enfermedad, se trata de una cifosis flexible que trataremos con ejercicios de potenciar músculos de la espalda o incluso con psicoterapia para los casos que tenga algo que ver con inseguridad o miedo al nuevo aspecto de cuerpo adulto. Hay un truco que os funciona muy bien y que veo que evita conflictos madre-niño. Estáis ambos hartos de decir/escuchar el “ponte recto” o “saca pecho”. En vez de eso vais a recordar lo que os explico en la consulta “gira las manos”. Se trata de girar las manos hacia fuera, mucho, mucho, hasta que los pulgares casi apunten hacia atrás. Eso te hará crujir la espalda y notarás que se pone recta. Memoriza esa posición y guárdala.
Me he dado cuenta que parte de este problema es nuestra cultura de lo estéticamente deseable. El cuerpo quiere tener un tórax con volumen suficiente para los pulmones y corazón. Le da igual si es plano atrás y saliente delante o si es romo por detrás y plano por delante. Pero admitámoslo, nos gusta una espalda recta “de nadador” y un tórax algo saliente como de “estar fuerte”. Mira bien cómo es el tórax de papá o del abuelo. Tal vez el del niño sea como el de la familia, no lo olvides.
Sin embargo, cuando aparecen vértebras acuñadas en los adolescentes, podemos tener una enfermedad llamada cifosis de Sheuermann. No es culpa del niño ni de los padres. Simplemente no puede ponerse absolutamente recto y siempre tendrá algo de cifosis. Alguno necesita incluso poner corsé, pero solo los casos peores.