Cuanto tu hija mete un pie o los dos pero uno mas que otro al andar es muy probable que tenga esto. Te lo explico aquí.
Es frecuente ver a niñas (más frecuente en ellas que en ellos) pequeñas caminar metiendo uno o los dos pies al andar. Les da un aspecto de marcha torpe, incluso alguno se cae ocasionalmente porque tropieza un pie con el otro.
Es labor del traumatólogo infantil valorar qué segmento de las piernas tiene la culpa de esa torsión interna. En este post os explico qué pasa en la cadera, cuál es la aportación de la cadera a la marcha metiendo los pies. Otras causas de caminar «hacia dentro» están en «mete los pies al andar«.
Nosotros caminamos siguiendo una trayectoria, una línea recta. Tratamos de orientar nuestras articulaciones de la cadera, rodilla y tobillo de tal modo que las “bisagras” funcionen en el eje de progresión de la marcha. Es la manera más “económica” de caminar. Pero no todos tenemos orientadas las tres bisagras de las piernas (cadera, rodilla y tobillo) en el mismo eje.
El tobillo y la rodilla son articulaciones muy constreñidas, es decir, funcionan como bisagras. Se abren y se cierran en un eje, sin rotaciones. En cambio, la cadera es una bola, un rodamiento en esfera. De este modo, la cadera puede moverse de delante a atrás, de dentro a fuera y hacer rotaciones interna y externa. Para caminar, si lo pensamos, usamos la flexión y extensión de la cadera pero no rotaciones ni aproximación-separación. Es decir, para el puro acto de avanzar en la marcha, la bola de la cadera se comporta como una bisagra, en un solo eje.
Imagina que tienes los ojos cerrados y estás girando un volante de un coche para un lado y para otro. Ya no sabes en qué giro están las ruedas rectas para poder avanzar recto. Entonces cuentas cuantas vueltas das para un lado, las que das para el otro, y en el medio de eso deberían estar las ruedas rectas. Algo parecido hago para explorar dónde está “centrada” la cadera. Miro cuánta rotación interna hace, luego cuanta rotación externa, y en el medio entre los dos valores está la cadera centrada.
Pongamos un ejemplo: un niño gira 60º hacia dentro la cadera y 60º hacia fuera. Fácil, su bisagra “cadera” está orientada a 0º, es decir, cuando su cerebro de la orden “flexiona cadera”, su cadera avanzará en la misma orientación que su trayectoria de la marcha.
Otro ejemplo: una niña gira 90º hacia dentro y 30º hacia fuera. Su cadera se orienta a 30º hacia dentro. Pensemoslo como las manillas de un reloj. Hacia dentro movamos una aguja a las 9. Hacia fuera a la 1. El punto medio entre las dos agujas es a las 11. Es decir, su cadera funciona centrada a -30º. Si su cerebro dice “flexiona la cadera” lo hará en un eje hacia dentro. Transmitido a los pies (la trayectoria de los pies es lo que nos llama la atención a la vista) veremos que camina en rotación interna. Si su cerebro, en cambio, quiere avanzar a 0º respecto a la trayectoria de la marcha debe esforzarse más. Tiene que dar dos órdenes: flexiona la cadera y gírala hacia fuera 30º. Esto es menos “económico”: más esfuerzo mental y más gasto energético en músculos flexores y rotadores externos. Por eso cuando se fatigue esta niña del ejemplo, dejará de caminar recto y empezará a caminar hacia dentro. Y se fatigará al final del día, por eso me decís los padres que a veces camina bien y cuando está cansada se le nota más.
No hay que olvidar que el factor elasticidad de cada cuál hará que unos tengan más rango articular que otros. Pero el factor elasticidad actuará igualmente en rotación interna y externa. Así que no será la causa de caminar hacia dentro. Para ello tenemos que buscar cómo entender qué hace al fémur girarse hacia dentro.
Se vislumbra aquí la palabra torsión. Es decir, no están en el mismo plano la parte de arriba del fémur (la bola) que la parte del fémur de la rodilla. Si apoyamos un fémur en una mesa de tal modo que toda la parte posterior apoye, resulta que la cabeza no apoya, queda unos 15º levantada. Eso es la “anteversión femoral”. Y lo tenemos todos. En todos nosotros el fémur tiene unos pocos grados de giro, con la parte de arriba adelantada respecto a la de abajo.
Esa posición de 15º no es constante. Durante el desarrollo es mayor. Progresivamente se va normalizando, hasta llegar a los 15º a la edad de 9-10 años. Es decir que si digo “es que mi hijo tiene anteversión” será verdad, porque todos tenemos anteversión. Si, en cambio, dices “mi hijo tiene anteversión aumentada” te preguntaré que cuántos años tiene. Si tiene 3 años es normal que tenga anteversión aumentada. Si tiene 14 años no. El problema está cuando tienes anteversión aumentada “persistente”. Es decir, se mantiene en el tiempo más allá de los 9-10 años de edad el giro de la cabeza del fémur (del cuello realmente).
De la explicación anterior se deduce que no nos debemos preocupar por un niño que anda caminando hacia dentro cuando tiene 3 o 4 años de edad. Suele tener que ver con su “anteversión femoral aumentada” normal para la edad. No obstante, entiendo que puede suponer motivo de preocupación. Alguna otra patología se puede camuflar bajo esa inofensiva rotación, incluso necesitando cirugía de la anteversión femoral. Si no lo ves claro, consulta a tu traumatólogo infantil.
Como anécdota os diré que vosotras tenéis más rotación interna que externa. Los varones, en cambio, más externa que interna. Esto justifica que los varones se “espatarren” al sentarse y crucen las piernas en forma de “4”. Realmente eso supone rotación externa. Para cruzar las piernas a lo “femenino”, no es cuestión de pudor sino de tener la suficiente rotación interna y la suficiente aducción (juntar pierna) para poder llegar. Las mujeres, en general, tienen más capacidad para la rotación interna en la cadera, por eso les es más fácil sentarse con las piernas cruzadas manteniendo los muslos juntos.
Gracias por el post. Muy interesante.
gracias por el feedback